Me dolía bastante la cabeza.
"Será de tanto llorar" pensé.
Entonces me di cuenta de que ahí estaba Jesús mirándome.
-Buenos días- dijo- ¿cómo estas?-
Estaba apoyada en las piernas de Jesús así que me levanté y me senté.
-Mejor, aún que me duele bastante la cabeza- dije llevándome la mano a la frente.
Me quedé mirándole.
-Estabas despierto antes de que sonara la bocina, ¿por qué no me has despertado?- dije.
El se encogió de hombros.
-Se te veía tan bien durmiendo-.
Sonreí mientras miraba al suelo. Cuando de pronto de acorde.
-Que ha sonado la bocina tenemos que irnos y de esto ni una palabra ¿vale?- dije levantandome de un salto.
-Vale, anda vamos- dijo también levantándose.
Fuimos corriendo al comedor para desayunar.
-¿Qué tal has dormido en la sala común? Menudo castigo, no se les pidió ocurrir otra cosa- dijo Alba mientras se sentaba en mi mesa.
-Fatal- contesté.
Y en ese mismo momento alguien me toco la espalda.
Me giré
Y ahí estaba la misma idiotez en persona, Álvaro.
-Ye, ¿cómo estas guapa?- dijo.
Me intento agarrar de la cintura pero yo me aparte.
-Pues con calor, ¿verdad que hace calor? ¿Tu no tienes?- dije.
-Pues sí, supongo- dijo.
-Ah bueno pues a ver si esto te refresca- dije mientras agarraba mi vaso de zumo de naranja.
Se lo tire. Y en ese momento todo el murmullo de la sala desapareció.
-¿¡Qué haces?!- dijo Álvaro empapado.
-Nose, pero un consejo, piénsatelo antes de liarte con otra cuando estés conmigo- dije.
Entonces me giré y me volví a sentar en la mesa.
Todos empezaron a decir "uo" y Álvaro se fue del comedor.
Alba y yo chocamos la mano.
Y empezamos a reírnos.
Llego la hora de los juegos. Tenía muchísima sed así que fui a la fuente.
Cuando acabe al lado mío estaba Dani.
-Ah, eres tu ¿qué quieres?- dije cruzándome de brazos.
Habíamos estado mosqueados.
El me miró. Supe que quería que le dijera que tenía razón.
"Tus ganas" pensé.
-Has hecho muy bien en hacerle eso a ese idiota- dijo.
-Gracias- dije sonriendo.
"Eres tonta, pareces débil" pensé para mi.
-Vale, ya se lo que quieres oir, que tenías razón ya esta ¿contento?- dije.
-No, en realidad yo no quería eso- dijo.
Fruncí el ceño extrañada.
-Yo lo único que quería es que me hubieras hecho caso y así no te hubiera hecho daño- dijo.
-No querías que me hiciera daño- dije.
-Exacto miarma- dijo.
Me acerqué y le di un beso en la mejilla.
Cosa que no es muy habitual en mi.
Pero no se que tenían estos gemelos pero hacían sacar mi parte débil y la que quiero ocultar.
Volvimos a los juegos.
Ahora todo parecía ir bien. Todos felices y contentos.
Excepto yo.
El gran problema es que Álvaro también esta en el campamento y le veo.
Y bueno pues cada vez que le veo, como que pienso que nada ha pasado y me vuelve a gustar.
"No no y no" pensé.
Llegó la noche y esta vez hicimos una excursión para ver las estrellas.
Nos llevaron al medio del bosque.
Empecé a temblar. Tenía frío.
-Toma, la llevaba por sí hacía frío- dijo Jesús dándome una chaqueta.
-No la necesito- dije.
-Ya esta otra vez la Daniela fuerte- dijo- pero no me mal intérpretes me gusta tanta como la Daniela débil- continuo riéndose.
Le quite la chaqueta bruscamente.
-Sólo me la llevare por sí acaso alguien la necesita- me invente.
-Ya claro, será para eso- dijo riéndose burlonamente.
Me fui detrás de los árboles y me la pusé.
Nada más ponérmela me vino el olor de Jesús.
Corriendo volví al grupo. Después de un rato paramos.
Todos miramos a arriba. Habían muchísimas estrellas, hasta estrellas fugaces.
-Venga chicos todos a pedir un deseo- dijo una monitora.
Todos cerraron los ojos, yo como que no.
Menuda chorrada, como si se fuera a cumplir.