jueves, 31 de julio de 2014

5. Venganza

Y como no me desperté con el ruido de la bocina.

Me dolía bastante la cabeza.
"Será de tanto llorar" pensé.

Entonces me di cuenta de que ahí estaba Jesús mirándome.

-Buenos días- dijo- ¿cómo estas?-

Estaba apoyada en las piernas de Jesús así que me levanté y me senté.

-Mejor, aún que me duele bastante la cabeza- dije llevándome la mano a la frente.

Me quedé mirándole.

-Estabas despierto antes de que sonara la bocina, ¿por qué no me has despertado?- dije.

El se encogió de hombros.
-Se te veía tan bien durmiendo-.

Sonreí mientras miraba al suelo. Cuando de pronto de acorde.

-Que ha sonado la bocina tenemos que irnos y de esto ni una palabra ¿vale?- dije levantandome de un salto.

-Vale, anda vamos- dijo también levantándose.

Fuimos corriendo al comedor para desayunar.

-¿Qué tal has dormido en la sala común? Menudo castigo, no se les pidió ocurrir otra cosa- dijo Alba mientras se sentaba en mi mesa.

-Fatal- contesté.

Y en ese mismo momento alguien me toco la espalda. 
Me giré

Y ahí estaba la misma idiotez en persona, Álvaro.

-Ye, ¿cómo estas guapa?- dijo.

Me intento agarrar de la cintura pero yo me aparte.

-Pues con calor, ¿verdad que hace calor? ¿Tu no tienes?- dije.

-Pues sí, supongo- dijo.

-Ah bueno pues a ver si esto te refresca- dije mientras agarraba mi vaso de zumo de naranja.

Se lo tire. Y en ese momento todo el murmullo de la sala desapareció.

-¿¡Qué haces?!- dijo Álvaro empapado.

-Nose, pero un consejo, piénsatelo antes de liarte con otra cuando estés conmigo- dije.

Entonces me giré y me volví a sentar en la mesa.

Todos empezaron a decir "uo" y Álvaro se fue del comedor.

Alba y yo chocamos la mano.
Y empezamos a reírnos.

Llego la hora de los juegos. Tenía muchísima sed así que fui a la fuente.

Cuando acabe al lado mío estaba Dani.

-Ah, eres tu ¿qué quieres?- dije cruzándome de brazos.

Habíamos estado mosqueados.

El me miró. Supe que quería que le dijera que tenía razón.
"Tus ganas" pensé.

-Has hecho muy bien en hacerle eso a ese idiota- dijo.

-Gracias- dije sonriendo.

"Eres tonta, pareces débil" pensé para mi.

-Vale, ya se lo que quieres oir, que tenías razón ya esta ¿contento?- dije.

-No, en realidad yo no quería eso- dijo.

Fruncí el ceño extrañada.

-Yo lo único que quería es que me hubieras hecho caso y así no te hubiera hecho daño- dijo.

-No querías que me hiciera daño- dije.

-Exacto miarma- dijo.

Me acerqué y le di un beso en la mejilla.

Cosa que no es muy habitual en mi. 

Pero no se que tenían estos gemelos pero hacían sacar mi parte débil y la que quiero ocultar.

Volvimos a los juegos. 

Ahora todo parecía ir bien. Todos felices y contentos.

Excepto yo. 

El gran problema es que Álvaro también esta en el campamento y le veo.

Y bueno pues cada vez que le veo, como que pienso que nada ha pasado y me vuelve a gustar.

"No no y no" pensé.

Llegó la noche y esta vez hicimos una excursión para ver las estrellas. 

Nos llevaron al medio del bosque.

Empecé a temblar. Tenía frío.

-Toma, la llevaba por sí hacía frío- dijo Jesús dándome una chaqueta.

-No la necesito- dije.

-Ya esta otra vez la Daniela fuerte- dijo- pero no me mal intérpretes me gusta tanta como la Daniela débil- continuo riéndose.

Le quite la chaqueta bruscamente.

-Sólo me la llevare por sí acaso alguien la necesita- me invente.

-Ya claro, será para eso- dijo riéndose burlonamente.

Me fui detrás de los árboles y me la pusé.

Nada más ponérmela me vino el olor de Jesús. 

Corriendo volví al grupo. Después de un rato paramos.

Todos miramos a arriba. Habían muchísimas estrellas, hasta estrellas fugaces.

-Venga chicos todos a pedir un deseo- dijo una monitora.

Todos cerraron los ojos, yo como que no.

Menuda chorrada, como si se fuera a cumplir.


viernes, 18 de julio de 2014

4. Decepciones

Me levanté con la bocina como de costumbre.
Pero bueno ya me había acostumbrado a ella.

Íbamos de camino a la sala común, cuando vino Álvaro.

-Hola- dijo- ¿te vienes conmigo a dar un paseo?-.

-Pero os pueden castigar y meter en un buen lío- dijo Alba.

-Alba, tu procura que no se enteren de que nos hemos ido- dije.

Entonces Álvaro me cogió de la mano y estuvimos toda la mañana juntos.

El intento besarme. 

-Álvaro, me gustaría ir más despacio-.

-Vale, te entiendo, tu eres especial para mi ¿sabes?- dijo.

Entonces me dio un beso en el cuello.
"Por primera vez en mi vida era feliz"

Íbamos a ir al comedor pero alguien nos agarró.

-¿Dónde estabais? ¿Sabéis que saltarse el horario esta prohibido?¿Sabéis que os puedo expulsar del campamento?- empezó el monitor.

Era la primera vez que veía a uno de los monitores enfadados, estaba por sacar un foto.
Seguro que pasaría a la historia.

Agache la cabeza.

-¿De quien ha sido la idea?- preguntó.

Miré a Álvaro para a ver si daba la cara por mi. Pero nada.

"Que cobarde" pensé.

-Que sepáis que estáis los dos castigados toda la tarde, pero separados claro, cada uno a una habitación- dijo-.

Me mando a la sala común.
Y a Álvaro al comedor.

Me senté en el suelo, apoye la cabeza en la pared y suspire. 

Entonces alguien entró. Era Jesús.

En cuanto le vi retire la mirada molesta.

-Hola- dijo.

-Anda, ¿tu me hablas?-.

-Daniela, tienes que pararte un  momento a pensar todo esto, ¿no te das cuenta? Ahora hace que te castiguen ¿que será lo próximo?- dijo.

Cruce los brazos.

-Pero bueno, supongo que no será tan grave porque habrá dicho que la idea fue suya ¿no?- dijo.

Agache la mirada.

Jesús se sentó a mi lado.

-Ni eso, ¿no te das cuenta? Daniela, no te merece- dijo.

-Me gusta y yo le gusto y ya esta- dije.

-Algunas veces confundimos nuestros sentimientos- dijo.

El me levantó la barbilla suavemente.

-Te mereces algo mejor- dijo.
Entonces se levantó y se fue.

Yo sabía que Dani no iba a venir, no me hablaba ni yo pensaba hacerlo.

Pasaron las horas y yo me aburría allí así que decidí escaparme a ver a Álvaro un rato.

Todo el mundo estaba durmiendo ya. Yo creo que ya era suficientemente castigo ya.

Nose cuantas horas llevaba allí.

Fui hacía al comedor. Sigilosamente.

Asome la cabeza y vi a Álvaro comiéndole a boca a una chica.

Mi cara debió ser lo que no esta escrito.

Mis ojos se llenaron de lágrimas. 

"Nunca en mi vida me pienso volver a ilusionar" pensé mientras iba corriendo hacía la sala común.

Empezé a llorar y lo único que se me ocurrió fue ir a la cabaña de Dani y Jesús.

¿Por qué? Pues no lo se.

Llame a la puerta. Y me abrió Jesús que iba medio dormido.

Yo lloraba.
-¿Qué pasa?- dijo casi con un bostezo.

Después se dio cuenta de que estaba llorando.

-Daniela...-.

No le dio tiempo a acabar la frase me avalancé sobre el.

Hacía tiempo que no abrazaba a alguien.

Le abrazaba y lloraba. El no dijo nada.

Pero fuimos a la sala común para que me tranquilizara.

Nos sentamos en el suelo apoyados en la pared. Apoye mi cabeza en su hombro.

-Jesús, tenías razón, ya no se ni para que me ilusiono- dije.

-Es por el idiota de Álvaro ¿no? yo a ese me lo cargo- dijo.

Se iba a levantar pero le frené.

-Estaba besándome con otra chica cuando se supone que estamos saliendo juntos- dije

Y volví a llorar hundiendo mi cara en su hombro.

Cuando se me paso un poco.
Me retire las lágrimas.

-¿Sabes? Nunca había llorado delante de alguien, excepto cuando era pequeña, claro- dije mirándolo.

El me miró sorprendido.

-Soy de los únicos que te ven llorar- dijo- vaya... pues que sepas que aún así estas muy guapa- dijo.

Le cogí del brazo.

-¿Te puedes quedar conmigo esta noche? Seguro que no duermo y bueno, quiero que halla alguien a mi lado- dije.

-Claro- dijo- Pues nada, buenas noches.

Apoye la cabeza en sus piernas, y el apago la luz.

Empecé a pensar.
Ni un día, ni un día ha tardado en acerme daño.
Tendría que haber echo caso a los chicos.
Pero sabéis que es lo peor. Que aún me gusta. 
Y pensaréis que le acabó de conocer y que exagero, pero ese es mi problema que soy muy enamoradiza.

Aun que tarde mucho conseguí dormirme.

sábado, 12 de julio de 2014

3. El chico ángel

Al día siguiente otra vez con la bocina. Me tape los oídos. 

-Hay alguna forma de que no suene esa puñetera bocina- dije levantandome de la cama.

-Vaya, tampoco tienes bien despertar, por lo que veo- dijo Alba.

Nos vestimos y peinamos. Yo simplemente me hice una trenza a un lado.

Llegamos al patio de la sala común.

-Hoy jugaremos al balón prisionero- dijo uno de los monitores.

Dani se acercó a mi.

-Yo en esto soy muy bueno ¿sabes?- dijo.

-No más que yo- dije.

También soy muy competitiva.

El me miró.
-Me gusta esa respuesta- dijo- ya veremos.

Hicieron los equipos, no conocia a nadie en mi equipo.
Empezó el juego.

-Esperar, que ahora viene el capitán- dijo uno del equipo contrario.

Entonces vino un chico. Era alto, rubio y con los ojos verdes. 
"Los ángeles existen" pensé.

Me quedé embobada por su sonrisa tan perfecta. 
Chas una flecha de cupido para mi.

Uno del equipo contrario aprovecho que yo estaba embobada y me tiro el balón.

Pero fuerte. A la cabeza.
Y el balón no es que fuera muy blando.

Me caí al suelo sentada con la mano en la frente del dolor.

El chico ángel vino corriendo hacía mi.

-¿Estas bien?- dijo.
Madre mía su voz era tan tan perfecta.
Asentí con la cabeza.
Y me ayudo a levantarme.

-Gracias- dije.

El me sonrió.
Vale, creía que me derretía.
Entonces vino Jesús corriendo.

-Daniela ¿estas bien?- dijo preocupado.

Asentí con la cabeza.
-Tienes la frente hinchada, déjame que te acompañe a enfermería- dijo.

Fuimos y me dieron la típica bolsa de hielo. Me la pusé en la frente.

Jesús se sentó al lado mío.
-¿No juegas?- pregunté.

-No, prefiero cuidarte- dijo.

"Que mono" pensé.

-Jesús ¿quien es ese chico?- dije señalando al chico ángel.

-Se llama Álvaro- dijo- a mi no es que me caiga muy bien, es un poco idiota.

Yo seguía mirándole embobada.

-¿Por qué lo preguntas?-.

-Porque es guapísimo- dije como en un suspiro.
 
Jesús no dijo nada sólo agacho la cabeza.

-Le he visto y ha sido como un flechazo, no se sí me entiendes- dije.

-Te entiendo perfectamente-.

Me queje porque me dolía la frente.

-Déjame ver- dijo apartandome la bolsa de hielo.

Paso su dedo índice por mi frente roja e hinchada.
Un cosquilleo me recorrio la espalda.
Se me pusieron los pelos de punta, no entendía porque.

Pero intente que no se me notara.

-Yo creo que esta menos hinchado- dijo.

Entoces llegó Dani.

-Al final no has sido tan buena- bromeó-¿quien ha sido el bobo que te ha hecho eso?- dijo.

-No se ya no me acuerdo quien era- dije.
 Entonces llegó la noche.

Íbamos todos con linternas haciendo el tonto un rato.

Cuando alguien se acercó a mi.
Era Álvaro.

-¿Estas mejor?- pregunto.

Me empezé a poner nerviosa.

-Si- tartamudee.

-A ver- dijo mientras me aprataba el pelo a un lado.

Se acercó a mi. Empecé a temblar.

Puñeteros nervios.

Oí mi nombre. Que asco, adiós al momento tan bonito.

Era Alba, le hice gestos para que me dejara sola con el. Ella me miró raro.

-Daniela, ¿te pasa algo en la cara?- dijo.

Señale con la mirada a Álvaro. 

-Ah, que quieres estar a solas con el- dijo delante de Álvaro.

"Que discreta" pensé mientras me tapaba la cara con la mano.

Pero dio igual porque esta vez lo llamaron a el.

-Me tengo que ir- dijo.

Entonces se acercó y me dio un beso en la mejilla.
Me entró la risa nerviosa.

-Nos vemos mañana, a solas mejor- dijo.

Se fue y al momento vino Alba.

-¿Te gusta?- dijo emocionada.

Asentó con la cabeza.
Entonces apareció Dani por detrás.

-Pues a mi no me gusta ese chico es un ligón- dijo.

Alba y yo pegamos un salto del susto. 

Alba estaba en blanco parada, embobada por Dani.

-Anda eso de que me suena- dije burlonamente mientras me cruzaba de brazos.

-Pero es diferente es un idiota, que hace daño- dijo.

Y vino Jesús.

-Dani tiene razón- dijo Jesús.

Apreté los puños enfadada.
-Vosotros que sabréis- dije cabreada.

-Daniela, te lo decimos porque no queremos que te haga daño- dijo Jesús.

Me iba a agarrar del brazo. Pero aparte la mano bruscamente.

-Dejarme en paz- dije.

Y me fui.

-Vale, haz lo que quieras pero luego no digas que no te avisamos- dijo Dani mientras me iba.

Vi como Jesús iba a ir a por mi pero Dani le frenaba y le decía.

-Déjala-.


2. Los gemelos

Al día siguiente nos despertaron con unas bocinas que sonaban en los altavoces.

"Nos quieren matar" pensé.

Me levanté antes que Alba y salí. Fui a un banco que estaba cerca de la sala común.

Y llore, llore y llore.

Estaba alejada de todo el mundo para que no me vieran llorar, soy bastante orgullosa.

Pero me sentía sola. Muy sola.

Además era de esos momentos en que necesitas llorar porque estas perdida y no sólo por lo del campamento, también perdida en la vida.

Me acurruque y apoye la cabeza en mis rodillas.

Cuando oí unos pasos. Alguien se acercaba.

Corriendo me quite las lágrimas, no quería parecer débil, siempre me hacía la fuerte.

Miré y al lado mío en el banco estaba uno de los gemelos, el mismo que me había estado mirando en el comedor la noche anterior.

-¿Qué quieres?- dije.

-Estabas llorando ¿por qué?- dijo.

-No estaba llorando- dije haciéndome la fuerte.

El me miró con una sonrisa burlona.

-¿Por qué te haces la fuerte?- pregunto.

- Y tu ¿por qué preguntas tanto?- dije burlonamente.

-Quiero conocerte-.

Le miré sorprendida, no esperaba esa respuesta. No sabía que decirle era la primera persona que se esforzaba en conocerme.

-Bueno, me llamo Jesús y tu eres...-.

-Daniela-.

-Muy bonito, pues encantado- dijo dándome la mano.

-Eres la primera persona que se esfuerza en conocerme- dije.

El se encogió de hombros.

-Se que eres así de borde porque te proteges, en realidad no eres así, sólo necesitas a alguien que te escuche ¿me equivoco?-.

"¿Cómo lo ha sabido?"pensé.

No respondí tan solo agache la cabeza.

-Pues sabes, son idiotas, si,idiota es alguien que no quiera conocerte de verdad- dijo.

Le miré y le sonreí.

-Anda, pero si sabes sonreír- dijo.

Entonces nos llamaron a todos por megafonia. 

-Venga vamos- dijo cogiéndome de la muñeca.

Fuimos a la sala común.
-Bueno, chicos lo que vamos a hacer hoy es..... una excursión- lo del final lo dijo ilusionada como si fuera divertido.

Todos empezaron a aplaudir. Yo como que no.

Una hora después ya estábamos en la montaña.

Cuando noté algo en mi pierna y oí como alguien gritaba serpiente. 
Empecé a gritar como nunca lo he echo en mi vida.

Me giré y vi que era una rama. La sujetaba ¿Jesús?

-Jesús eres tonto, que susto me has dado- dije intentando recuperar la respiración.

El se reía.

-No soy Jesús, soy Dani- dijo- sólo quería gastarte una broma a ver si te reías un rato.

Le miré.

-¿Cómo te llamabas?- pregunto.

-Daniela- dije.

Dani asintió. 

-Daniel y Daniela ¿será el destino?- bromeó mientras se iba.

"Es de los típicos ligones, por eso mola a las chicas, seguro, pero no es tan horrible como pensaba" pensé.

Llegamos a donde se suponía que teníamos que llegar. 

Los monitores pararon, respiraron profundamente.

-Mirar que vistas ¿a qué ha merecido la pena?- dijo uno de ellos.

Todos estábamos en el suelo muertos de calor, bebiendo agua, ni nos esforzábamos en mirar las vistas.

"Este tío es tonto" pensé. 
Que asco de excursión pensábamos todos en ese momento.

Alba se acercó a mi, que también, estaba muerta de calor.

-Oye, lo siento, por lo de ayer, no quería ofender- dijo.

No soy de dar segundas oportunidades, pero esa chica me caía bien en el fondo.

-Tranquila- dije.

Me recogí mi pelo liso y castaño en una coleta alta.

Busque la sombra en algún lado, sólo había una y era en un árbol, ahí estaban todos al montón. 
Que desesperación.

Entonces vino Jesús.

-Tengo una botella de agua, me la iba a beber pero sabe fatal- me contó.

-Dame yo le doy un buen uso- dije.

Me dio la botella, la abrí. 
Cogí a Jesús lo acerqué a mi. Y tire el agua encima de los dos, acabamos empapados.

-Que gusto- dije yo- soy una genio.

Porfin  salimos de aquel infierno y fuimos al comedor a merendar muertos de hambre.

Me senté al lado de Alba.
-Oye has hablado con Jesús y Dani ¿no?- dijo.

Yo me metía mini ensaimadas en la boca. Alba me miraba raro. 

-Si- dije casi sin poder hablar, ya que tenía la boca llena de ensaimadas.

-Que suerte- dijo.

-No seas tan exagerada, no son para tanto- dije

-Y tu no hables con la boca llena, cielo mío- dijo riéndose.

-Ui, perdón-.

Jesús pasó al lado mío y me saludo. Yo aún tenía la boca llena de ensaimadas.

-Oye, si que tienes hambre- dijo riéndose.

-Eres tonto- dije.



1. La bienvenida

El autobús de pusó en marcha. 

Miré por última vez por la ventana y me despedí con un gesto otra vez de mis padres.

"Que mierda" pensé.

A ver mejor os cuento por donde va la cosa.

Según mis padres me paso el verano haciendo el vago, pero que quieren que haga, el verano esta para eso.
El caso es que hace unos días decidieron  sin mi consentimiento ,claro, que me iban a apuntar a  una campamento.

Si sí, un campamento de esos en los que no hay más que barro, de esos en que acabas devorada por los mosquitos, un lujo.

Me pusé los cascos y me dormí, hasta que llegamos.

Al salir justo tuve que pisar un charco de barro.

"Que asco, bien empezamos" pensé.

Una chicas que estaban cerca se empezaron a reír.

-¿De qué os reís? Miraos a un espejo- les dije.

Ya se, ya se, pensaréis que que bordé soy, es uno de mis muchos defectos, pero simplemente soy borde porque nadie se para a escucharme. 

Nadie se esfuerza en conocerme.
Ni siquiera mis padres que se pasan el mayor tiempo trabajando.

Pero esas arpías se seguían riendo.

Fui hacía un banco y me senté.
Vi como unos gemelos se acercaban a ellas y se reían con ellas y ellas no hacían nada más que ligar.

Ale, otros dos que me caen mal.
¿Alguien me va a caer bien en este campamento de pijos?

Fuimos a la sala común. Y llegaron los típicos monitores que se pasan la vida sonriendo.

-Hola chicos- dijo una de las monitoras- primero bienvenidos al campamento y segundo en ese tablón de ahí tenéis en que cabaña dormiréis y con quien-.

Todos fueron corriendo al tablón, pero yo me dispuse a esperar a que la estampida se fuera.

"No son ni listos" pensé.

Cuando ya no había gente, fui al tablón y busque.

-Aquí- dije- con una tal Alba-.

Suspire y fui hacía la cabaña. La numero 24.
Me abrió una chica bajita y rubia también muy alegre.

-Hola tu debes ser Daniela ¿no?- dijo sonriendo.

-Sí- dije.

-Pues yo soy Alba, tu compañera- dijo dándome un codazo- encanta...-.

No le dio tiempo a acabar la frase porque fue corriendo a la ventana.

Extrañada fui a su lado. 

-¿Qué pasa?-dije mirando por la ventana.

-Mira mira- dijo acercándome la cabeza a la ventana- son los gemelos, el más alto se llama Jesús y el otro Dani, son tan guapos, todas las chicas van detrás de el-.

-Ya veo- dije- pero no son tan guapos, es más, me caen mal.

-Pues debes de ser la única chica que piensa eso- dijo.
 
Me encogí de hombros y acabe de deshacer la maleta.

-Sabes, dicen por el campamento que eres rarita y borde- dijo.

No aguante más, salí de allí con un portazo.

Y llena de rabia fui hacía el comedor a cenar.

Al ir me choque con alguien.
Me pidió perdón pero yo ni le respondí seguía cabreada.

En el comedor me senté sola. Comiendo unos asquerosos macarrones.
Que ganas de potar.

Miré a la mesa de delante uno de los gemelos me miraba. 

Me levanté y fui afuera.
Menudo asco de comienzo.